El fin de la cuenta

Y no brindamos con champán
cuando el año llegó al final.
Sellamos días con la llama
de la risa atemporal.
No hay miedo al futuro
si tienes en cuenta
que el final es tan sólo
el prólogo de lo que vendrá.

A pesar de todo tampoco miento
si digo que sigo teniendo un reloj dentro.

Lo llevo en el corazón
pero no estalla;
es de arena, de mar,
de playas.
No me molesta
ni deja mi paranoia suelta
y cuando se agota
le doy la vuelta.

Todo lo que busco es apología de la alegría.
Ya dejo de llevar la cuenta de los días.

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