El ciclo de la madera

I
La semilla
que un día fue corazón descendiente
de un árbol, se hundirá en la tierra árida.

Germinará quizás.
Se alimentará del manto
 y se bañará de luz,
a veces beberá de la tormenta
y se moverá al compás del viento.

Se hará fuerte pero flexible,
pues la rama que no se rompe
es la que se dobla pero se mantiene firme.

Y poco a poco el tallo será tronco y corteza,
las hojas se expandirán por ramas,
las raíces profundizarán aún más allá
en un viaje interminable
y la semilla será ya el árbol
bajo cuya sombra escribo.


II
El árbol será cobijo,
será alimento, será oxígeno
que nos da la vida
y mucho más.

Pero como todo ser y cosa
en este mundo y esta vida,
el árbol acabará por secarse,
se marchitarán sus hojas
y quebrarán sus ramas,
se pudrirán sus raíces

y con hacha o sierra
será por fin la leña
que alimenta la hoguera
a cuyo fuego mis manos acerco.

Pero no es el fin,
pues la ceniza del incendio
será después parte del manto
que alimente otra semilla
perpetuando así el ciclo de la madera.