De vuelta a Alicante

Las calles de Alicante
siempre son rayos
de luz solar,
el ruido de las olas,
la brisa del mar en las palmeras.
Da igual lo lejos que hayas ido.

Cuando vuelves
es fácilmente identificable
dónde estás.
Grafitis en muros grises,
 basura en el suelo,
personas de bronce.

No es ninguna carta de amor.
No tiene por qué ser un hogar
ni el Paraíso
ni la mejor ciudad.
No tiene por qué compararse con nada.
Para mí su esencia es única.

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