Contra el cristal

Solamente hace falta un golpe,
una estocada,
un impacto
contra el cristal
para que este se resquebraje,
se rompa,
se ralle,
estalle en mil pedazos
hasta hacerse
minúsculos trocitos de polvo
dejando vía libre
a una idea,
un hecho
o una nueva obsesión
que se cuele en mi mente.

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