El mar me ata

Si tengo arena en los oídos
es porque añoro la playa;
la sal en la piel,
el Sol en la cara.

Añoro el tacto de la arena
y el sonido del mar,
al menos con el oído en un vaso
(casi) lo puedo escuchar.

Intento luchar contra adicciones
y huir de las cadenas
pero el mar me ata a él
sin necesidad de sirenas.

Pasan los meses y los años
y la estación no importa nada
porque vuelvo a la costa blanco
o con la piel tostada.

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