El comienzo de la cuenta

Siempre viví pendiente
(aunque quizás no consciente)
del tic-tac de los relojes,
tan similar en pulsaciones
con el latir de los corazones.
Tan bien lo conoces
que se diluye su eco en la rutina,
que dejas de oírlo hasta que amanece
o hasta la hora vespertina.

No importa el tiempo hasta que creces,
no importan los años sin nostalgia.

Y llegados a este punto,
a este comienzo de nuevo,
a este veloz día sin horas
mientras letras junto,
otra vez me pregunto…

¿Quién querría grabar en piedra daños?
¿Quién dejar expuestas lacras y manías?
¿Quién querría vivir todo un año
llevando la cuenta de los días?