Ave Fénix (epílogo)

Sólo somos polvo.
Motas sin decoro,
algunos se creen oro
y eso es el colmo.
Yo me hice en llamas
y en vapor de lágrimas
y volé más allá
de donde van las águilas.
Lejos de tus prisas, tus abrazos,
de tu cuerpo, de sus trazos,
tu risa y tus arañazos.
Investigué tanto
con lápiz y tinta
como un ingenuo
porque ser un genio
no es como lo pintan.
“Vaya bazofia,
qué asco de vida,
que mente más necia,
un bala perdida.”
Tanto arte y tantas mierdas
me pusieron contra las cuerdas,
y estuve a punto de abandonarme
y querían quemarme
pero yo me hice en fuego, ¿recuerdas?
Decidí no ser un vago,
luchar por lo que quiero
del modo más fiero
y esto hago.
Vivir del pasado
es estrellarte contra un muro,
y soñar con el futuro
es de atontados
si no haces lo soñado,
te lo juro.
Me curtí en fallos,
me dí por vencido,
pero he renacido
como aquí detallo.
Mírame, ya no huyo.
Tengo la felicidad que buscáis,
que no la que predicáis
tú y los tuyos.
Dibujo o escribo
sobre la hoja plana.
Retrato o describo
lo que me dé la gana.
Me dan igual vuestras miradas
de asco, de indiferencia,
de envidia mal llevada.
Porque no sigo tendencias
y tu “Todo” importa “Nada”.
He decidido lo que quiero,
una canción milimétrica
con cada verso certero
y una actitud ética.
O eso espero.
Quizás el miedo esté de vacaciones,
quizás me guíe por mis tentaciones
y deje de preocuparme
de todo excepto de amar,
todo excepto reír,
y todo excepto llorar
para vivir.
Porque cuando llegue a mi cénit
y me encuentre hecho trizas
resurgiré de mis cenizas
como el Ave Fénix.

Puedes comprar el libro de El Poeta Oscuro en mi tienda online

o comprar el ebook en Amazon Kindle aquí